martes, 30 de agosto de 2011

'Los cuatrocientos golpes' : Bienvenido seas Truffaut

'Los cuatrocientos golpes' (1959)


A sus doce años, Antoine Doinel se ve obligado no sólo a convivir con los problemas conyugales que sus padres no se atreven a afrontar, sino también a soportar las exigencias de un severo profesor. Un día, asustado porque no ha cumplido un castigo que el maestro le ha impuesto, decide hacer novillos con su amigo René. Inesperadamente, ve a su madre en compañía de otro hombre; la culpa y el miedo lo arrastran a una serie de mentiras y riñas que poco a poco van calando en su ánimo. Deseando dejar atrás todos sus problemas, sueña con conocer el mar y traza con René un plan para escaparse.



'Los cuatrocientos golpes' fue el primer largometraje de François Truffaut y también es la primera cinta que veo suya. He de decir que siempre me ha echado para atrás el cine francés, especialmente la etapa de la Nouvelle Vague, no es que mis experiencias con el cine francés hayan sido malas, si no todo lo contrario, es simplemente la pereza que me daba ponerme con una etapa tan grande del cine y el miedo a engancharme a ella como ya me pasó en su día con el expresionismo alemán.

De la mano de Truffaut y a través de los ojos de Antoine vamos viendo situaciones con las que muchos, por no decir todos, alguna vez nos hemos topado. ¿Quién no ha tenido un profesor estricto que al verlo temblabas de miedo? ¿Quién no ha discutido alguna vez con sus padres? o más sencillo: ¿Quién no ha hecho alguna travesura?. Truffaut nos muestra a un niño enamorado del cine y de la literatura de Balzac pero sobre todo trata de mostrarnos a un niño con un sueño, un sueño que como todo niño no deja en ningún momento de perseguir.

Una música sencilla y pegadiza es lo que nos acompaña a través de las calles de la ciudad por la que Antoine y René corretean persiguiendo sus sueños y haciendo alguna que otra gamberrada. Unos niños a los que la vida golpea de distinta forma pero que hacen que comprendan que en la vida uno va a recibir más de cuatrocientos golpes y por eso es por lo que, tanto nosotros como Antoine y René, nunca debemos de dejar de correr tras nuestros sueños.

Nota: 8/10

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