Tomas
Vinterberg fue uno de los directores daneses que junto a Lars Von Trier fundó
hace poco poco más de 20 años el movimiento “Dogma 95”. Pero los años han
pasado, y poco a poco Vinterberg ha ido alejándose cada vez más de este
movimiento que tanto a él como a su compatriota sacó a escena. Tomas Vinterberg vuelve a Dinamarca para
contar la historia de un hombre, Lucas, acusado por una niña de abusos sexuales
y expuesto al odio de todos los que le rodean.
Los
abusos sexuales siempre son un tema difícil e incómodo para tratar en una
película, una incomodidad que se incrementa cuando en este tipo de abusos están
implicados niños. Tomas Vinterberg sabe que el espectador se siente incómodo
con este tema y se aprovecha de esta incomodidad para torturarnos, como
torturan los habitantes del pueblo a Lucas, durante 120 minutos. El director danés consigue durante todo el
metraje asfixiarnos y agobiarnos pero, sobre todo, consigue que nos pongamos en
la piel de Lucas, interpretado por un gigantesco Mads Mikkelsen, para hacernos sufrir como él.
Pero
que nadie se engañe, La caza es una
película difícil, incómoda y dura, muy dura. Una película de las que duele ver
y de las que asustan por hacernos ver lo fina que es a veces la línea que
separa la ficción de la realidad. Más
que centrarse en el tema de los abusos sexuales Vinterberg prefiere mostrarnos
el linchamiento popular de una sociedad, en un principio idílica, a unos de
sus miembros. Un linchamiento fundamentado en la mentira de una niña que nos
hace ver el poder que tiene la inocencia pero, sobre todo, la mentira. El frío danés envuelve una película difícil, pero
imprescindible para darnos cuenta de cómo, en ocasiones, el ser humano se
comporta como alguno de los peores animales salvajes.
Tráiler
Nota: 8/10
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