Un grupo de
científicos y exploradores emprende un viaje espacial a un remoto planeta, una
rara estrella recién descubierta, donde sus límites físicos y mentales serán
puestos a prueba. El motivo de la misión es que los humanos creen que allá
podrán encontrar la respuesta a las preguntas más profundas y al mayor de los
misterios: el origen de la vida en la Tierra.
En 1979 Ridley
Scott estrenó la película que sería uno de los pilares del cine de
ciencia-ficción que conocemos hoy en día: Alien, el octavo pasajero.
33 años nos separan hoy de aquella fecha y, aunque muchos la viésemos muchos
años más tarde, tanto los que la vieron antes como los que la vimos más tarde
en el momento en que acabó, nos empezamos a hacer un sinfín de preguntas de las
cuales esperábamos obtener respuesta en sus posteriores secuelas. Craso error. En
sus secuelas no sólo no se nos respondía a las preguntas que nos había dejado
la primera película sino que se nos planteaban aun más cuestiones a las que
querer encontrar respuesta.
Desde que Ridley
Scott anunciase su vuelta a la ciencia-ficción se especuló mucho sobre si lo
que veríamos sería una nueva entrega, en forma de precuela, de la saga Alien o
una película que daría inicio a una nueva saga de ciencia-ficción. Que Prometheus tiene el ADN de la saga Alien
es algo que no se puede negar y que Ridley Scott no trata de esconder, todo lo
contrario, juega con ello a su favor.
Son muchos los detalles que hacen referencia a su película Alien, el octavo pasajero desde los
títulos de crédito que se van completando hasta formar el nombre de la película,
el nombre del planeta (en este caso es LV-423 mientras que en Alien, el octavo pasajero era LV-426)
hasta la estructura de la tripulación que prácticamente es idéntica.
Más allá de las
cuestiones teológicas que plantea (¿de dónde venimos? , ¿a dónde vamos?) Prometheus es un espectáculo visual y al
contrario de cintas en los que el aspecto visual llegaba a ser cargante, aunque
no por ello menos espectacular, como sucede en Avatar, aquí el aspecto visual no solo no te parece excesivo sino
que viene acompañado de una fotografía de tonos grises y negros maravillosa. En
cuanto al reparto, poco destacable; nos encontramos ante unos personajes planos
y el único que sobresale es, y esto se está convirtiendo ya en costumbre,
Michael Fassbender en su papel del androide David. Noomi Rapace está correcta
en su personaje de Elizabeth Shaw pero no obstante se ve eclipsada por
Fassbender cada vez que comparten pantalla.
Ridley Scott nos proporciona un entretenimiento más que aceptable, en ocasiones incluso notable, con grandes escenas tanto técnica como visualmente. Nos proporciona esa angustia y tensión, manteniendo las distancias claro está, que algunos vivimos viendo Alien, el octavo pasajero. ¿Es Prometheus una precuela de la saga Alien? Si y no. ¿Es Elizabeth Shaw la próxima Ripley? Ya lo veremos. Lo que está claro es que el cine de ciencia-ficción ha recuperado a uno de sus grandes exponentes, Ridley Scott, y esto hace que me pregunte: Ridley, ¿dónde has estado todo este tiempo?.
Trailer
Nota: 7/10
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