Esta surgiendo en España un grupo de cineastas cuyo cine,
más personal y con especial hincapié en el aspecto formal, se está abriendo
camino a pasos agigantados en el panorama cinematográfico español. Dentro de este grupo de directores es donde se
encuentra Fernando Franco, montador de películas como Alacrán Enamorado (Santiago Zannou, 2013), Blancanieves (Pablo Berger,
2012) o No tengas miedo (Montxo
Armendáriz, 2011), que con La herida debuta
tras las cámaras.
La herida es la
historia de Ana, una mujer de 28 años que se siente útil y satisfecha en
su trabajo rutinario ayudando a otros. Sin embargo, fuera de su jornada
laboral, Ana tiene serios problemas para relacionarse, pues es socialmente
torpe, incluso agresiva, con las personas más cercanas y queridas.
Fernando Franco profundiza en el
trastorno límite de la personalidad, la enfermedad que padece la protagonista,
pero lo hace dándole más importancia a la persona que padece la enfermedad que
a la propia enfermedad. Y para ello, el director, se pega con su cámara a Ana
como si fuese un imán: nos movemos, sufrimos y sentimos con Ana. A través de planos secuencia Fernando Franco
nos muestra el día a día de una persona cuya enfermedad ha hecho infeliz, y
consigue transmitirnos de una forma brutal esa infelicidad.
La interpretación de Marian Álvarez,
que da vida a Ana, está por encima del elogio. No solo consigue que nos creamos
un papel que en manos de otra actriz podría haber resultado desastroso, sino
que hace que suframos todas y cada una de las situaciones que atraviesa Ana. En
La herida hay cosas que quedan en el
aire, cosas que el director prefiere no explicar para dejarlas a nuestra propia
interpretación haciendo que cada uno haga una valoración personal sobre como ha
llegado Ana a esa situación. Que haya cosas que queden en el aire seguramente
hará que la cinta de Fernando Franco deje frío a más de uno. Pero es que en
cine, a veces, menos es más.
Nota: 8/10
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