‘El bosque’ – Óscar
Aibar, 2012
No es nada nuevo hablar de lo recurrente que es en el cine
español hablar la Guerra Civil. Son muchas las películas que durante
muchos años han profundizado en este tema, de una manera u otra, intentando
darle un nuevo enfoque. Sin embargo, poco a poco, este asunto se convirtió en
algo demasiado recurrente en las producciones españolas que veían como se
agotaban las ideas para enfocar de manera distinta el conflicto.
En el año 2006 Guillermo del Toro nos ofreció un soplo de
aire fresco en lo relacionado con las películas sobre esta época de
nuestra Historia, más concretamente con la posguerra. Ese soplo se llamó El
laberinto del fauno. En ella una niña se evadía del conflicto gracias a un
mundo fantástico en el que ella es la princesa de un reino repleto de seres
fantásticos.
El bosque vuelve a probar suerte con la fórmula que
tanto éxito le dio a Guillermo del Toro. Esta vez cuenta la historia de una
familia del Bajo Aragón que esconde un secreto ancestral: dos veces al año, por
la noche, cerca de su masía aparecen unas misteriosas luces, un fulgor
sobrenatural, entre la maleza de un extraño bosque. Según la tradición familiar
esas luces son una puerta que conduce a otro mundo, del que no se puede volver.
Cuando, en 1936, estalla la guerra civil, las milicias anarquistas toman el
poder en el Bajo Aragón, y Ramón, el cabeza de familia de la masía, es
perseguido más por razones personales que ideológicas: el “Cojo”, uno de los
anarquistas del pueblo, está enamorado de Dora, la mujer de Ramón, y trata de
aprovecharse de la situación. Dadas las circunstancias, Ramón se ve obligado a
cruzar el umbral de las luces.
El gran y principal problema de la película de Óscar Aibar
es querer parecerse a la de Guillermo del Toro. Es inevitable
establecer comparaciones entre estas dos cintas ya que ambas tratan el tema de
la Guerra Civil añadiendo a la historia carácter fantástico. En ambas nuestros
protagonistas usan otro mundo para escapar tanto de la guerra como de los
horrores que trae consigo.
Óscar Aibar, aún contando la historia desde el punto de
vista de un simpatizante del bando nacional, cae en una cosa que en este tipo
de películas es muy frecuente: encumbrar a unos para demonizar a otros. Esta
vez les ha tocado a los anarquistas ser los "demonios", unos
"demonios" grotescos y a los que el director en ningún momento da la
opción a cambiar.
A parte de unos personajes grotescos -mejor no hablamos del
capitán de las Brigadas Internacionales- y un guión cuya factura deja mucho que
desear, lo peor de El bosque es su intento por volverse una película
reflexiva y profunda. Plantea así una burda y mediocre metáfora sobre los
escondidos de la guerra, aquellos que durante mucho tiempo estuvieron viviendo
en la oscuridad -muchas veces de sus casas- por miedo a las represalias
políticas a las que se podían ver sometidos. En El bosque ese oscuro
escondite se vuelve un mundo de fantasía, que no se muestra al espectador,
lleno de vida y donde hasta la peor de las personas puede madurar y volverse
comprensivo con los demás.
Una metáfora que viene acompañada de una enseñanza: la de
ser comprensivos y respetar todas las opiniones, que lamentablemente ya nos
sabemos de memoria. Y es que algo falla cuando una película, en teoría seria,
sobre una de las épocas más terribles de nuestro país, te hace reír.
Tráiler
El bosque se
estrena el 14 de Diciembre
Nota: 3/10
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